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Latinoamérica y el uso del transporte eléctrico

 

Hace 125 años, México era punta de lanza en Latinoamérica en el crecimiento del transporte público y era conocido en el mundo como “La ciudad de los tranvías”. En la época actual, la adopción del transporte público eléctrico está experimentando un auge significativo, ahora encabezado por Colombia y Chile.

Los países sudamericanos, junto a otras naciones de la región, están invirtiendo considerablemente en autobuses y trenes eléctricos para reducir la huella de carbono y brindar a los usuarios un transporte más eficiente.

De acuerdo con un documento publicado por El Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), a finales de 2024 ya circulaban 6,055 unidades en la región de Latinoamérica, un 13 % más que el año anterior. El salto es aún más evidente si se mira hacia atrás: en 2017 apenas había 801, en su mayoría trolebuses.

El impulso llegó con la llegada de los autobuses eléctricos de batería en Chile y Colombia, a los que luego se sumaron Brasil y México. Aunque los trolebuses avanzan más despacio, todavía representan casi una quinta parte de la flota.

El mapa de esta transformación está muy concentrado. Santiago de Chile y Bogotá reúnen por sí solas más del 65 % de todos los autobuses eléctricos de la región. En 2024, la mayoría de las nuevas unidades se incorporaron en Santiago, São Paulo y Ciudad de México. En Quito, la flota es completamente de trolebuses, mientras que en la capital mexicana representan más de dos tercios. En cambio, Santiago y Bogotá apuestan únicamente por los eléctricos de batería.

En el mismo documento, la ICCT explica que el cambio no es solo tecnológico, también ambiental. Los autobuses tradicionales de combustión interna emiten hasta cuatro veces más gases de efecto invernadero que los eléctricos.

En resultado, en países como Colombia y Brasil, la reducción de emisiones supera el 77 %, gracias a redes eléctricas y al uso de transporte de energías verdes. En México y Chile, la disminución es menor, pero igualmente significativa, con reducciones de entre 65 % y 69 %. En promedio, los autobuses eléctricos de la región contaminan un 70 % menos que los convencionales.

El negocio también tiene protagonistas claros. Las empresas chinas dominan el mercado: BYD, Foton y Yutong concentran la mayoría de las ventas, especialmente en Chile, Colombia y México. Brasil aporta con Eletra, mientras que otros fabricantes latinoamericanos y europeos tienen una participación mucho menor.

La expansión de los autobuses eléctricos muestra que la movilidad urbana en Latinoamérica está cambiando. Aunque el avance se concentra en pocas ciudades, los beneficios ambientales y la apuesta de los fabricantes marcan un camino que podría transformar el transporte público Latinoamricano

En México, por ejemplo, se tiene en la mira la fabricación de 20,000 autobuses, 100 % eléctricos, hechos en México, según declaraciones de la SRE, se planea exportar 20 mil unidades al gobierno estadounidense.

Países de Latinoamérica que dominan el transporte eléctrico

Santiago de Chile se ha consolidado como la ciudad con la mayor flota de autobuses eléctricos fuera de China. Para finales de 2025 se espera que circulen 4,406 unidades, lo que representará el 68% del transporte público de la capital. Este  año se sumarán 1,800 más.

La política pública dentro de Chile ha impulsado la tecnología de movilidad para optimizar la pureza del aire en la ciudad, disminuir el ruido ambiental y ajustarse a las metas ecológicas de largo alcance.

Para Juan Carlos Muñoz, Ministro de Transporte y Movilidad de Chile, el crecimiento del sector ha sido a pasos gigantes, pues de tan solo dos autobuses, en 2016, se expandió a 2,500 en la actualidad.

Mientras que en Bogotá, Colombia, anunciaron la llegada de 364 nuevos autobuses duales, 100 % eléctricos, que entrarán en operación el próximo año para fortalecer el sistema troncal (vías exclusivas para el transporte público).

Entre las características más relevantes de las unidades colombianas, se incluyen los puertos USB para recargar dispositivos móviles, además de sensores de peso y cámaras instaladas con el propósito de optimizar la experiencia de viaje y reforzar la seguridad de los pasajeros.

Asimismo, los buses contarán con áreas preferenciales destinadas a carriolas, personas que accedan en silla de ruedas y apoyos adicionales como bastones pensados para ciegos.

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