Baterías de sodio: una nueva frente en energía sostenible
Una alternativa más segura y acccesible

La demanda de soluciones para el almacenamiento energético se ha convertido en uno de los pilares clave en la transición hacia un modelo energético más limpio y eficiente. Este cambio es impulsado principalmente por el auge de la electromovilidad y la necesidad de integrar energías renovables a gran escala. Hasta ahora, las baterías de litio han dominado el mercado gracias a su alta eficiencia en términos de peso y tamaño. Sin embargo, su uso masivo está empezando a mostrar un lado menos favorable: el impacto ambiental. Frente a esto, las baterías de sodio emergen como alternativa sostenible.
La extracción de litio, por ejemplo, puede requerir la remoción de hasta 500 toneladas de tierra y cerca de 450 litros de combustible por turno de 12 horas para producir una sola batería. Esta operación afecta seriamente a ecosistemas delicados, contribuyendo a la deforestación, erosión del suelo y contaminación de fuentes hídricas. Además, en muchos casos, estas baterías requieren metales pesados como el cobalto y el níquel, cuya extracción también tiene consecuencias ambientales y sociales preocupantes.
Baterías de sodio: Una alternativa más segura y acccesible
Frente a estos desafíos, las baterías de iones de sodio están ganando terreno como una opción más ecológica y viable. El sodio es un elemento sumamente abundante —se estima que hay 500 veces más sodio que litio en la naturaleza— y puede obtenerse fácilmente del agua de mar y de la corteza terrestre. Esta disponibilidad reduce los costos de producción y evita los cuellos de botella logísticos que afectan actualmente a la industria del litio.
Además de su bajo impacto ambiental, estas baterías no requieren metales pesados como cobalto o níquel, y presentan una mayor seguridad, ya que el sodio es menos propenso al sobrecalentamiento y la combustión. También ofrecen mejor rendimiento en temperaturas bajas, lo que abre nuevas posibilidades de uso.
Aunque su densidad energética es menor que la del litio (80-150 Wh/kg frente a 100-265 Wh/kg), el sodio ha encontrado su nicho. En China, ya se utilizan para alimentar ciclomotores eléctricos y microautos. No obstante, donde realmente se vislumbra su potencial es en las plantas de almacenamiento energético a gran escala, donde el peso o la autonomía no representan limitantes. De hecho, se estima que una quinta parte de los proyectos de almacenamiento energético en China ya incorpora tecnología de sodio, y se proyecta que para 2033 la capacidad global de estas baterías supere los 500 GWh, con China liderando más del 90% de esa cifra.
México como protagonista en investigación y desarrollo tecnológico
A nivel mundial, diversos países están apostando por el desarrollo de estas tecnologías, y México no se queda atrás. Gracias a sus significativas reservas de litio, el país se perfila como un actor estratégico en la evolución hacia soluciones sostenibles. El Instituto Politécnico Nacional (IPN) está a la vanguardia con iniciativas enfocadas en una extracción de litio más amigable con el ambiente, utilizando menos agua y enfocándose en zonas áridas como Sonora y Chihuahua.
El Dr. Edilso Reguera Ruiz, del CICATA Legaria del IPN, lidera proyectos que incluyen baterías de alto rendimiento para electromovilidad urbana, además de investigaciones para integrar estas tecnologías en plantas de almacenamiento electroquímico que combinan baterías de litio, sodio y supercapacitores. Estas iniciativas, desarrolladas con materiales y talento nacional, no solo apuntan a la sostenibilidad, sino también a la creación de empleos y el fortalecimiento de la autonomía energética mexicana.
Por su parte, la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) también se ha sumado al impulso. La Dra. Ebelia Del Angel Meraz colabora en un proyecto respaldado por la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI), que busca desarrollar baterías de sodio sostenibles usando biocarbón expandido a partir de residuos agrícolas locales como la cáscara de coco y el café. Esta iniciativa no solo busca mejorar el rendimiento energético, sino también promover la economía circular y el desarrollo sustentable en la región.
Un futuro de energía inteligente y sostenible
La competencia entre el litio y el sodio no es una simple cuestión de eficiencia tecnológica, sino una carrera por la sostenibilidad global. Mientras el litio continúa siendo clave, sobre todo en sectores como la electromovilidad, su impacto ambiental ha motivado una búsqueda urgente de alternativas más limpias. El sodio, por su abundancia y menor huella ecológica, aparece como una opción cada vez más sólida, especialmente para aplicaciones estacionarias de gran escala. China se posiciona como líder mundial en esta transición, pero el papel de países como México es fundamental en términos de investigación, innovación y aprovechamiento de recursos.