Mario Molina, un científico comprometido

El 19 de marzo se conmemoró el aniversario de nacimiento de Mario Molina, un destacado científico mexicano que revolucionó la manera en que entendemos el impacto de los seres humanos en el medio ambiente. Molina es ampliamente reconocido por su trabajo en la investigación de la capa de ozono y su papel en la prevención de la degradación del medio ambiente.

Nacido en la Ciudad de México en 1943, Mario Molina estudió ingeniería química en la Universidad Nacional Autónoma de México antes de obtener su doctorado en química física en la Universidad de California, Berkeley. Fue allí donde comenzó a trabajar en el estudio de la química atmosférica, un área que lo llevaría a descubrir el impacto de los gases CFC en la capa de ozono.

En 1974, Molina y su colega Sherwood Rowland publicaron un estudio que reveló cómo los gases CFC, que se utilizaban comúnmente en productos como aerosoles y refrigerantes, se descomponían en la atmósfera liberando cloro, que a su vez degradaba la capa de ozono. La capa de ozono es importante porque protege la Tierra de los rayos ultravioleta del sol, que pueden causar cáncer de piel y otros problemas de salud en los seres humanos.

El descubrimiento de Molina y Rowland fue un gran avance en la comprensión de la química atmosférica y llevó a la adopción del Protocolo de Montreal en 1987, que regulaba el uso de gases CFC y otros compuestos que dañan la capa de ozono. Este acuerdo internacional ha sido uno de los más exitosos en la lucha contra el cambio climático y ha permitido la recuperación gradual de la capa de ozono.

El trabajo del doctor Molina en la capa de ozono también llevó a una mayor comprensión del cambio climático. Al darse cuenta de que los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, también tienen un impacto significativo en la atmósfera, Molina abogó por una mayor investigación en esta área y trabajó para educar al público sobre los peligros del cambio climático.

Recibió muchos honores por su trabajo, incluyendo el Premio Nobel de Química en 1995, que compartió con Rowland y el químico suizo Paul Crutzen. También recibió la Medalla Presidencial de la Libertad en 2013, la máxima distinción civil en los Estados Unidos.

Molina fue un defensor apasionado de la ciencia y de la importancia de la educación en la solución de los problemas ambientales. Trabajó incansablemente para aumentar la conciencia pública sobre los peligros del cambio climático y abogó por políticas ambientales sólidas que pudieran proteger el medio ambiente para las generaciones futuras.

En 2004, fundó el Centro Mario Molina para Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio Ambiente, que se centra en la investigación y la educación sobre energía y medio ambiente en América Latina.

 

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