A. Grandson
Vauban es un suburbio de Friburgo, en el sur de Alemania, que se ha convertido en un referente mundial de urbanismo verde. Nacido sobre una antigua base militar, este distrito ha apostado por la movilidad verde, la eficiencia energética, la participación ciudadana y la inclusión social.
Se fundó como base militar de la Wehrmacht de Hitler en 1936; sirvió de centro logístico para las fuerzas de ocupación francesas después de la Segunda Guerra Mundial y finalmente —tras la retirada del ejército en 1991— el lugar quedó abandonado. Más tarde, hubo quien ocupó los viejos barracones e incluso quien instaló su residencia alternativa dentro de los viejos vehículos militares.
Pero a mediados de los años 90 el gobierno de Friburgo compró los antiguos terrenos castrenses para llevar a cabo un plan sin precedentes: levantar un eco-barrio bajo una concepción holística que no solo tuviera en cuenta criterios ecológicos sino también de cohesión social. Tenía que ser verde, sostenible, autosuficiente e inclusivo. ¡Vaya apuesta!
¿Autos? Ni los conocen
«La máxima desde el principio fue que las decisiones acerca del barrio se tomaran de forma cooperativa, teniendo en cuenta la voz de sus habitantes», explica Hans-Jörg Schwander, un veterano arquitecto paisajista y uno de los activistas pioneros que luchó en los años 80 por la desnuclearización de Alemania. «Se creó una comisión para diseñar un barrio que, para empezar, tuviera una movilidad verde. Para ello se construyó un eficiente sistema de tranvía, una red de carriles para bicicletas (con sus respectivas zonas de estacionamiento) y muchas zonas peatonales. Además, se levantaron dos grandes parkings a la entrada del distrito para que los vehículos a motor no entraran».
Solo hace falta pasar unos minutos en Vauban para constatar que, en efecto, eso es lo más visible y silencioso de este quartier (vecindario): ni apenas circulan coches ni se permite aparcar en las calles salvo para la carga o descarga y las urgencias. Los habitantes prefieren usar el transporte público o la bicicleta para desplazarse por la ciudad.
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Otro aspecto destacable de Vauban es su apuesta por la eficiencia energética y las energías renovables. El barrio cuenta con más de 100 edificios que producen más energía de la que consumen gracias a paneles solares, sistemas de aislamiento térmico y otras medidas de ahorro. Estas casas con energía positiva se venden o alquilan a precios asequibles para fomentar la diversidad social y evitar la gentrificación. Algo que en la Ciudad de México llama a la envidia.
Además, muchas viviendas se construyen bajo el modelo de cooperativas o comunidades autogestionadas, donde los vecinos comparten espacios comunes como jardines, lavanderías o talleres. Estas iniciativas favorecen la convivencia, la solidaridad y la integración entre personas de diferentes edades, culturas y estilos de vida.
Ese es uno de los aspectos más destacados de la Ciudad Verde de Vauba: su enfoque en la participación ciudadana. Los residentes de la ciudad tienen un papel activo en la toma de decisiones sobre el desarrollo urbano y la gestión de los recursos naturales. Esto ha creado una comunidad fuerte y comprometida con la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente
El edén
Vauban es un edén. Un barrio rodeado —y articulado— por arboledas, huertos, viñedos… y más allá por el resto de la ciudad de Friburgo que es, a su vez, también verde, sostenible y con muchas iniciativas para ser copiadas (acá cruzamos los dedos) por otros muchos barrios del mundo.
Cuando se trata de imaginar otros mundos posibles, Ciudad Verde de Vauban se acerca a los sueños que, todos los que nos dedicamos a mirar como horizonte la sostenibilidad, tenemos.