Por Valeria Lozano
En el año 2024, México se enfrenta a un evento crucial: las elecciones más grandes de su historia, con más de 100 millones de votantes. Este evento representa una oportunidad única para integrar la sustentabilidad en las estrategias nacionales e internacionales, y abordar los riesgos sociales, de salud y ambientales que enfrentamos.
La crisis climática representa una amenaza para los pilares fundamentales de la democracia, como son la igualdad, la justicia social y la participación ciudadana. A su vez, las democracias son cruciales para abordar la crisis climática de manera efectiva y justa.
Esta bidireccionalidad enmarca esta justa electoral como vital, sí vital en el sentido del riesgo inminente al que se enfrenta México por tratarse de uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático.
DEMOCRACIAS POR EL CLIMA
Entender cómo las democracias se vinculan con el desarrollo de políticas efectivas para enfrentar la crisis climática es apremiante a la luz del riesgo que enfrentamos como humanidad. Este es un listado que no debemos olvidar
Transparencia y rendición de cuentas: Las democracias fomentan la transparencia en la toma de decisiones gubernamentales y la rendición de cuentas de los funcionarios públicos. Esto significa que los ciudadanos pueden acceder a información sobre políticas climáticas, proyectos de infraestructura ambiental y presupuestos relacionados con el medio ambiente. La transparencia y la rendición de cuentas son cruciales para garantizar que los recursos se utilicen de manera efectiva y que los líderes sean responsables de sus acciones en relación con el cambio climático.
Participación ciudadana: En una democracia, los ciudadanos tienen el derecho y la oportunidad de participar en la formulación de políticas. Esto incluye la participación en debates públicos sobre cuestiones climáticas, la presentación de propuestas de políticas ambientales y la colaboración con el gobierno en la implementación de soluciones. La participación ciudadana puede generar un mayor apoyo y compromiso con las medidas para abordar el cambio climático, así como también brindar una diversidad de perspectivas y conocimientos que enriquezcan las políticas públicas.
Instituciones independientes y estado de derecho: Las democracias suelen contar con instituciones independientes y un estado de derecho sólido, lo que puede proteger los derechos ambientales y asegurar la aplicación efectiva de las leyes ambientales. Esto incluye la capacidad de los ciudadanos para impugnar decisiones gubernamentales que violen normas ambientales, así como también la garantía de que los culpables de daños ambientales sean responsables ante la ley. Un sistema judicial independiente y eficiente puede ser crucial para hacer cumplir las regulaciones ambientales y garantizar la protección de los recursos naturales.
Elecciones y cambio político: En una democracia, las elecciones periódicas ofrecen la oportunidad de cambiar de gobierno y elegir líderes que prioricen la acción climática. Los partidos políticos compiten por el apoyo de los votantes, y las propuestas relacionadas con el medio ambiente pueden convertirse en un factor decisivo en la elección de los candidatos. Los cambios de gobierno pueden llevar a un nuevo impulso en la agenda climática, con la adopción de políticas más ambiciosas o la revisión de estrategias anteriores para abordar el cambio climático.
Gestionemos nuestro futuro
El cambio climático es uno de los mayores riesgos que enfrentamos, y su impacto se está haciendo cada vez más indiscutible. México, como uno de los países más vulnerables al cambio climático, necesita una acción climática urgente y basada en la ciencia. La atención a los problemas medioambientales no puede ser ajena a la deliberación democrática, y es responsabilidad del Estado satisfacer las necesidades de la población en este sentido.
Es necesario que los partidos políticos y los gobiernos tomen en serio esta crisis y actúen en consecuencia, considerando un criterio de justicia climática y teniendo en cuenta a todos los actores implicados en la toma de decisiones públicas, sin dejar a nadie atrás.
Las elecciones de 2024 son una oportunidad para que los candidatos y los votantes se comprometan con la acción climática y la sustentabilidad. Este proceso histórico debe ser el más igualitario y participativo, con un especial abordaje de la crisis climática de manera justa y efectiva, incorporando a todos los actores implicados en la toma de decisiones públicas.
LA ELECCIÓN
De manera particular, las dos candidatas a la Presidencia comparten la preocupación por el medioambiente pero sus propuestas son opuestas. Claudia Sheinbaum promueve las energías renovables, la electromovilidad y una gestión efectiva de residuos.
Por su parte, Xóchitl Gálvez apuesta por la apertura a empresas privadas para que desarrollen energía a través de fuentes limpias. Aunque ambas visiones requieren de mayor profundización, sus consideraciones se ubican en las antípodas en cuanto a la gestión del problema.
Es probable que este sea el voto climático más importante de México en su historia. Conocer las propuestas de ambas candidatas para emitir un voto crítico es obligación de ciudadan@s comprometidos con el futuro del país y el planeta.