Por Donato Plata
Al otro lado del Atlántico, en Europa, Neuchâtel es el nombre de una ciudad y comuna suiza, donde se erige un imponente castillo del siglo X a orillas de un lago del mismo nombre. La voz francesa «neuchâtel», de hecho, significa «castillo nuevo».
En Ciudad de México, en cambio, este término se refiere a un nuevo tipo de castillo urbano, ultramoderno y sustentable: Neuchâtel Cuadrante Polanco, un desarrollo inmobiliario de usos mixtos que fusiona vivienda con áreas comerciales, plazas interconectadas, jardines y extensas áreas verdes. Según su sitio web, Neuchâtel Cuadrante Polanco «nace como respuesta a la realidad urbana de la Ciudad de México y a través de un urbanismo integrado, conectado y peatonal, busca devolver a los habitantes de la zona un sentido de pertenencia y comunidad».
La propuesta corporativa de Neuchâtel Cuadrante Polanco contempla 110,000 metros cuadrados, divididos en tres torres de oficinas ubicadas a lo largo de Avenida Río San Joaquín. Corporativo Neuchâtel es una de ellas, un edificio sustentable con 19 pisos de oficinas Clase A y 38,000 metros cuadrados de área rentable, diseñados para maximizar la luz natural y las vistas de la capital mexicana. El diseño estuvo a cargo de la firma global HOK y fue desarrollado en conjunto por Ivanhoé Cambridge, MIRA y Hines, cumpliendo con los códigos internacionales de construcción y las normas estructurales más exigentes.
Entre sus amenidades destacan un gimnasio exclusivo, un centro de conferencias totalmente equipado, espacio de coworking, estacionamientos para bicicletas y estaciones de carga para vehículos eléctricos. También tienen un vestíbulo con cafetería y un salón de biblioteca, enfocados en fomentar la interacción y el bienestar de los ocupantes.
Desde su concepción, Corporativo Neuchâtel se planteó el objetivo de «redefinir los espacios corporativos modernos y erigirse en un modelo de eficiencia y bienestar». El adjetivo sustentable, en consecuencia, no es gratuito: el corporativo ostenta la certificación LEED Gold y la certificación WELL Core & Shell (C&S), otorgada por el WELL Building Institute.
Neuchâtel Cuadrante Polanco «nace como respuesta a la realidad urbana de la Ciudad de México y a través de un urbanismo integrado, conectado y peatonal, busca devolver a los habitantes de la zona un sentido de pertenencia y comunidad»
La visión sustentable de Hines
En entrevista con Net-Zero Community, Mauricio Calderón, director de Construcción en Hines, habla sobre las estrategias sustentables que permitieron a Corporativo Neuchâtel lograr la certificación WELL C&S. La sustentabilidad del edificio, comenta, refleja la visión de Hines, una compañía desarrolladora en bienes raíces con más de 30 años de presencia en México.
«Nuestro fundador, Gerald D. Hines, siempre apostó por México desde que llegó y vio todo su potencial. Ahora los codirectores, que son su hijo y su nieta, siguen apostando por nuestro país. Les interesa mucho que México se desarrolle de la mano con Estados Unidos. Hines era ingeniero mecánico y siempre quiso que los edificios no sólo fueran sustentables, sino también supereficientes en energía. Desde que nació la certificación LEED, fue pionero en generar estrategias acerca de cómo podían aplicarse en otros países muchas de las buenas prácticas que él aplicaba en edificios de Estados Unidos», cuenta Calderón.
Antes de obtener la certificación WELL, Hines estableció una alianza con Living Lab para trazar los objetivos: «Cuando estábamos desarrollando la arquitectura y diseño del corporativo, planteamos las metas de sustentabilidad. Obviamente íbamos a ir por una certificación LEED alta. Este edificio está certificado como LEED Oro. Más adelante, en las estrategias de diseño, buscábamos el bienestar de los usuarios, y debido al conocimiento y avance que teníamos, supimos que íbamos a implementar WELL».
Corporativo Neuchâtel, subraya Mauricio Calderón, es un desarrollo pionero en México en lograr la certificación WELL. El camino, sin embargo, no fue fácil: «El principal reto de implementar WELL es que se trata de una certificación relativamente nueva y todavía no hay mucho conocimiento, ni siquiera de nosotros como desarrolladores, ni tampoco desde nuestros consultores. Por ejemplo, nuestros consultores en iluminación y calidad del aire interior batallaron un poco para poder establecer los estándares, sobre todo la manera de documentar y presentar las cosas ante el WELL Building Institute».
El proceso de certificación, continúa Calderón, presentó varios retos, aunque es similar al que se sigue con LEED: «Primero se establece un ‘scorecard’ con los objetivos iniciales, donde se revisan todas y cada una de las categorías que te piden, tanto de los puntos mandatorios, que los tienes que cumplir sí o sí, porque si no, no certificas con los puntos opcionales. Partimos de un nivel menor certificado; posteriormente, hicimos la primera aproximación, y nos dimos cuenta que podíamos alcanzar el nivel plata. Esa fue la meta inicial: ser WELL Core Plata. Después trazamos las estrategias con los consultores y el equipo de diseño y construcción, tuvimos juntas mensuales de seguimiento para documentar algún tema en específico y armar la documentación final. Estamos seguros que vamos a recibir nivel Oro, mínimo, pero quizás logremos una certificación final más alta».
«El principal reto de implementar WELL es que se trata de una certificación relativamente nueva y todavía no hay mucho conocimiento»
Calderón destaca también dos diferencias importantes con respecto a otras certificaciones: «Hay un revisor que observa y evalúa toda la documentación que mandaste, y en base a eso dictaminan si eres candidato o no a la certificación WELL. Además del revisor, que está a distancia, tienes que contratar a un tercero independiente para que haga una inspección del edificio. Este es un punto diferente con otras certificaciones, porque aquí sí viene alguien y te audita lo que mandaste».
Biofilia y ahorro en el consumo de recursos
Según Calderón, Corporativo Neuchâtel ha implementado medidas significativas para reducir su consumo de energía y agua. La eficiencia energética se logró mediante una envolvente y techumbre importadas de Estados Unidos, diseñadas para minimizar la carga térmica del edificio. Además, utilizaron equipos HVAC con variadores de frecuencia de alta eficiencia, a pesar de su costo elevado, para alcanzar los ahorros energéticos necesarios: «Contamos con sensores para medir la calidad del aire, algo innovador, ya que monitorean 17 contaminantes y puedes hacer seguimiento en línea para garantizar que los usuarios respiren un aire limpio».
En cuanto al consumo de agua, explica el directivo, se beneficiaron de los altos estándares y estrictas políticas de conservación del recurso hídrico en la Ciudad de México. Implementaron la captación de agua de lluvia y una planta de tratamiento interna para reutilizarla en riego, sanitarios y mingitorios. «El agua se recircula y recibe tratamiento, reservando el agua potable exclusivamente para consumo humano».
Uno de los requisitos de la certificación WELL, añade, es realizar pruebas semestrales de calidad del agua para garantizar estándares óptimos. Esta información se comparte en una plataforma accesible para revisores de WELL en Estados Unidos y usuarios del edificio, evidenciando mejoras en la productividad, satisfacción y bienestar general de los ocupantes.
Otro aspecto distintivo del edificio es la incorporación de biofilia: «Al ser un complejo de usos mixtos, tenemos una plaza y un jardín donde ocurren actividades fascinantes, que invitan a disfrutar del aire libre y del clima templado de la Ciudad de México. Contamos con abundante vegetación, árboles y plantas que tenemos hasta identificados, algo que mide la certificación WELL. Así, mientras caminas por la plaza, puedes ver un árbol con un marco que muestra su nombre. Esto fomenta el conocimiento del entorno y el bienestar, concepto conocido como biofilia, ya que está demostrado que estar en contacto con la naturaleza reduce el estrés y mejora la calidad de vida».
El impacto de Corporativo Neuchâtel
Para el directivo de Hines, el proceso de certificación de Corporativo Neuchâtel dejó varias lecciones: «La primera es que es muy conveniente establecer desde el principio si se buscará o no la certificación. Cuanto más tarde se adopte el proceso, más difícil y costoso será, por lo que mi recomendación principal sería definir el objetivo desde el inicio del desarrollo. También es crucial establecer un nivel, ya que implementar los niveles más altos, como el nuestro, puede ser más desafiante».
La segunda lección, agrega Calderón, es considerar a un tercero acreditado, un experto que se encargue de realizar la inspección, aunque en México hay pocos: «Recomendaría asegurarse de contar con una partida presupuestal para esto y buscar apoyo antes de finalizar la documentación, para agilizar el proceso».
Para Mauricio Calderón, Corporativo Neuchâtel no solo representa un hito en la sustentabilidad y bienestar de edificios de usos mixtos en México, sino también un modelo a seguir para futuros desarrollos: «Hemos visto que todos los ocupantes llegan muy felices al edificio. Una de las cosas que WELL nos pide es asegurar la vinculación con los usuarios. Realizamos encuestas de satisfacción que hasta ahora han sido muy positivas, consultando sobre el confort térmico, la experiencia en el edificio, la calidad del aire, el agua, entre otros aspectos. Desarrollar el edificio, desde la excavación hasta convertir los planos en algo tangible, es motivo de orgullo para mí».
En Hines, prefieren evitar la compra o donación de bonos de carbono y optan por productos locales como cristal, aluminio, concreto y acero de fábricas nacionales, promoviendo la economía circular y minimizando la huella de carbono desde la producción
Corporativo Neuchâtel, además, se alinea con los objetivos de Hines de descarbonizar todos sus edificios para 2040, concentrándose en reducir tanto el carbono operativo como el inicial. Este plan incluye la reducción de consumos energéticos y de agua, así como la inversión en nuevas tecnologías. En Hines, prefieren evitar la compra o donación de bonos de carbono y optan por productos locales como cristal, aluminio, concreto y acero de fábricas nacionales, promoviendo la economía circular y minimizando la huella de carbono desde la producción. Los próximos pasos incluyen continuar innovando en prácticas que mejoren la calidad de vida de los usuarios y contribuyan positivamente al entorno urbano.
De este modo, Corporativo Neuchâtel no solo eleva el estándar de los edificios de usos mixtos en México, sino que también establece un precedente en términos de sostenibilidad y bienestar, reflejando el compromiso de Hines con un futuro más habitable: «En Hines siempre estamos innovando en temas de sustentabilidad, por lo que cuando decidimos certificar el edificio con WELL, sabíamos que sería un reto. Estamos muy contentos con los resultados. Este es uno de los primeros proyectos certificados con WELL en México. Vamos a documentar y aprender para que sea el primero de muchos proyectos futuros», concluye Mauricio Calderón.